Qué cosas… resulta que existe un día, concretamente el
siguiente al de Acción de Gracias,
llamado Black Friday, que inaugura
la temporada de compras navideñas. Y ahora ya no sucede solo en los países
anglosajones, también aquí. Dicho así suena genial, además los comercios están
que lo tiran y hacen unos descuentos del copón y los potenciales compradores
además de agotar las existencias de los mismos, ponen en riesgo su propia
integridad en avalanchas terroríficas a la puerta de las tiendas. Ahí el Viernes Negro ya
no suena tan entrañable.
En Internet también
se celebra. Hasta hay un Ciberlunes
posterior, que se trata de lo mismo, y apuesto algo a que es hoy y yo no lo sé.
Y claro, diréis vosotros: ¿ésta mujer no
se dedica a hacer tocados? ¿No
pretende venderlos además? ¿Por qué diablos no lo celebró como la gran mayoría
del mundo capitalista conocido? Bueno, pues es bastante simple: no tenía ni
idea que tal día existía, es más, cuando lo oí, pocos días antes de que se
celebrase esta pasada semana…, -ya, ya, estoy en el mundo porque tiene que
haber de todo, estamos de acuerdo- me sonó realmente mal. Black Friday… no sé, me sonó a la conmemoración de una gran
tragedia internacional, o, con la que está cayendo, hice una tampoco tan
extraña asociación al Crack del 29,
qué sé yo. La cosa es que en la Gran
Depresión no hubo viernes negro,
fueron lunes, jueves y martes. Casi.
La cuestión es que para Black
Friday el mío, y no comercialmente hablando… Como diría Sabina, La balaca cerró por derribo, o más bien derribo de su cabeza
pensante a la par que brazo ejecutor. Exagero, como siempre, pero el dramatismo
es marca de la casa. Solo es que me tomé el día libre, la verdad, estaba cansada
y un poco malita e hice un parón.
Y entre otras cosas extraordinarias que pude hacer, vi las
noticias. Carallo con el Black Friday,
me dio yuyu. No vi demasiada diferencia entre las imágenes de gente aplastada a
las puertas de los centros comerciales, desesperados por entrar. Vaya, como si
ya hubiesen llegado los extraterrestres malosmalosmalos y fuese el único sitio
seguro en la tierra. Los ves ahí… apiñados unos encima de los otros, mientras
que, con una mano sujetan a un competidor del cuello, con la otra tiran de
alguna prenda que, desgraciadamente no se dan cuenta que después de tremendo estirón,
no les va a servir para absolutamente nada…,y las que nos ponen cuando hay
disturbios en Chicago o Sidney. Ésas donde la gente se vuelve
loca y se tapa la cara con pañuelos de estilo rockabilly, queman contenedores y arramblan con todo lo que se les pone
por delante a la par que cargan televisores de plasma en sus coches y
furgonetas.
Y por eso he decidido celebrar mejor el Pink Sunday, que mola mucho más y me va mucho mejor, haciendo rebajas del 15% en todos nuestros tocados
y sombreros el próximo día 14 en el Sunday Market Valladolid, ale. Muy galego todo, me falta decir, a lo
Luis Tosar (allá cuando no disimulaba
su acento) que por joder, con perdón.
Y deseándoos muchos Happy Mondays
os dejo, que tengo muchas fotos que preparar para podéroslas enseñar antes que
termine la semana.
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