Se puede escuchar a Extremoduro y hacer tocados a la vez y
no estar loc@. Como en la canción.
Estaba yo pensando estas cosas entre trozos de cuerda y
cartón mientras hacía un mamut… sí, habéis leído bien, un mamut, pero esto es
otra historia…
El fin de semana pasado estábamos con Arantxa y Chechu en la Feria de Valladolid viendo el concierto de Extremoduro, donde
precisamente este domingo estuvimos Carmen y yo echándole un vistazo a
la Feria de Boda. Qué cosas.
Del concierto no os digo nada, son mi debilidad y cuando se
trata de ellos pierdo completamente la objetividad -“se os quiere”, a vosotros
también. Qué sería de mis paseos por el pueblo sin tenerlos enchufados a toda
pastilla en mi móvil. No, desde luego, no sería lo mismo.
De la Feria de Boda esperaba sinceramente poder contaros
más. Tendencias y ese tipo de cosas pero vistas en primera persona, aunque me
temo que no voy a poder aportar nada nuevo. Hoy, querid@s amig@s, más adelante
ya se verá.
Allá que íbamos Carmen y yo, esperanzadas en
confraternizar con la gente de los diferentes stands y ver un montón de
cosas chulas, charlar un rato e intercambiar intereses. Que digo, con unas
palabrejas ya íbamos que chutábamos, pero no. La verdad verdadera es que, era
acercarse a un stand con tocados, y de la sonrisa inicial pasábamos a ver lo
bien que les quedaba la ropa por detrás. Vaya, que era oír que también me
dedicaba a hacer tocados y como mencionar a la bicha, oiga.
Cierto es que hubo un par de excepciones, chicas muy
agradables. Sobre todo, y no barro para casa, de una peluquería de La
Cistérniga. Simpática, con la sonrisa perenne y dispuesta a hablar
tranquilamente con todo el que se acercaba, aunque por el momento, Carmen y yo
no pensáramos en formalizar nuestra relación. Tal vez ahí estuvo el fallo de
nuestra estrategia, en su ausencia… Charlamos cinco minutos y hablamos de
tocados sin que nos tomara como una potencial amenaza o fuésemos dispuestas a,
mientras una la mantenía entretenida con la cháchara, la otra se descolgara
desde una de las vigas del techo, enfundada en un traje de lycra negro y
verdugo a juego, indudablemente Carmen… , para sustituir sus bonitos diseños por otros de La balaca… Sí, estoy muy cinematográfica últimamente, qué le voy a
hacer.
En resumen, tocados había. Y bastantes, están de moda, no
hay duda. Ahora, ya lo de verlos… nos resultó muy complicado, ¡nos los tapaban!
Tremendo, apocalíptico, como diría Piqueras. Y es que yo por mis tocados, MA-TO.
“Gracias por venir a donde alguien os quiere sin que
vengáis, y si no nos volvemos a ver que sea por vuestra culpa”. Biquiños.
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